La turmalina es reconocida como una de las piedras más positivas, irradiando luz y amor con su presencia.
Es probable que en alguna ocasión hayas oído hablar de la turmalina, a menudo referida como la piedra camaleónica o la piedra de las ‘musas’. Según se creía, los diversos colores de esta gema contenían poderes de inspiración, permitiendo que la mente de quienes la poseían fuera una fuente inagotable de visión y creatividad. Su amplia paleta de colores ofrece una gama extensa, con especial énfasis en tonos como el verde y el rosa.
En la antigua China durante la época de la dinastía Manchú, los miembros de la clase mandarín adornaban sus atuendos con botones redondos hechos de turmalina roja, destacándose así claramente entre los ciudadanos de otras clases. La emperatriz Tzu Hsi quedó cautivada por la belleza y los colores de la turmalina, llegando al punto de acumular más de una tonelada de esta preciosa piedra en su colección real.
Además de su exquisita belleza, la turmalina va más allá de ser solo una gema. Puede emplearse para atraer la inspiración, disminuir el miedo al promover el entendimiento y fomentar la autoconfianza. Contribuye a equilibrar la mente y armonizar los procesos mentales, desempeñando un papel esencial en el equilibrio entre el hemisferio masculino y femenino del cerebro. No se limita a beneficios personales, también se extiende a la naturaleza, ya que presenta cualidades altamente beneficiosas para el jardín y las plantas. Resulta fascinante descubrir que la turmalina también actúa como un insecticida natural, manteniendo a raya las plagas y, al ser enterrada en el suelo, estimula y activa el crecimiento de todos los cultivos.
Cualidades
Lo que más me fascina de esta piedra son sus inigualables cualidades. Facilita la comprensión tanto de nosotros mismos como de los demás, llevándonos a explorar lo más profundo de nuestro ser. Disipa los sentimientos victimistas y atrae inspiración, compasión, tolerancia y prosperidad. Además, genera un campo protector alrededor del cuerpo, permitiéndonos crecer interiormente y continuar cultivando la disciplina necesaria para difundir esa luz hacia el mundo exterior. En resumen, expresa un equilibrio armonioso tanto interno como externo, compartiendo alegremente sus genuinas y auténticas cualidades.
