Amable y buena, la Esmeralda es la mejor curadora, indispensable para los sanadores. Rompe los bloqueos emocionales en el corazón, ayuda en trastornos cardíacos, presión arterial, neuralgias y asma.
Su intenso color verde se ha erigido como el símbolo de la primavera, connotando la resurrección, la esperanza y el renacimiento. Además, está intrínsecamente vinculada con la belleza, espiritualidad, bondad y, por supuesto, el amor. Esta gema se relaciona con la sabiduría, la creación espiritual, la inspiración y los conocimientos ocultos que yacen en nuestro interior.
Las intensas vibraciones de la esmeralda cumplen importantes funciones de equilibrio y purificación, revitalizando a los ancianos y neutralizando campos energéticos negativos. No solo es magnífica para la regeneración y el rejuvenecimiento, sino que también se aplica en casos de enfermedades oculares y contribuye a la destrucción de bacterias y gérmenes patógenos, favoreciendo así la recuperación de diversas enfermedades.
Beneficios físicos
Tiene un poderoso impacto en nuestra psique. Ayuda a obtener control sobre nosotros mismos, promoviendo la madurez personal. Fomenta el desarrollo de virtudes esenciales como la humildad, la generosidad auténtica y la liberación interior. Asimismo, abre la conciencia y mejora nuestra capacidad de comprensión, corrigiendo actitudes negativas como la indolencia y la dejadez, así como el complejo de superioridad.
La esmeralda ejerce su influencia tanto en la mente consciente como en la subconsciente, aumentando la conciencia y las facultades psíquicas de aquel que la lleva consigo. Se le atribuye el conocimiento completo del pasado, el presente y el futuro. Por tanto, es sumamente útil en meditaciones profundas, aportando orden mental, serenidad, ansias de elevación espiritual y una mayor capacidad de esclarecimiento.
La Esmeralda es considerada la piedra del amor que eleva al Amor Universal. Mantener al menos una esmeralda en tu colección de gemas puede inspirar expresiones de amor, un sentimiento poderoso que armoniza el corazón con las aspiraciones del espíritu.
